jueves, 27 de junio de 2019

martes, 25 de junio de 2019

SUNEDU: POR UNA UNIVERSIDAD DE CALIDAD x MARTÍN BENAVIDES

Una opinión de Martín Benavides, superintendente de la Sunedu, sobre el objetivo de garantizar que que universidades tengan las condiciones esenciales para la enseñanza de calidad. 

Por Martín Benavides
Superintendente de la Sunedu

En el Perú, los jóvenes no tenían garantizado su derecho a una educación universitaria de calidad. Muchas universidades no producían conocimiento relevante, otras no daban una formación profesional adecuada y otras estaban atrapadas por problemas de gestión y corrupción. En ese escenario, la función que empezó a cumplir la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) fue garantizar que estas tengan, al menos, condiciones esenciales para el servicio universitario. 

El proceso de licenciamiento es uno de los mecanismos para lograr dicho objetivo. Actualmente, 74 universidades cumplen ya con condiciones básicas de calidad y se tienen ya evidencias de mejoras: contenidos claros a los estudiantes, buena infraestructura, docentes calificados y condiciones para la investigación, etc. La universidad peruana está mejorando como resultado de este proceso.

Nos estamos preocupando también de que los estudiantes de las nueve universidades que no han logrado el licenciamiento tengan una nueva oportunidad. La Sunedu supervisará que las autoridades de esas casas de estudio cumplan con ellos. Denegar una autorización es una decisión difícil, pero no podemos permitir que más estudiantes sigan ingresando a lugares que no brindan una educación 
de calidad. 

En 2020 esperamos contar con un sistema universitario que garantice igualdad de oportunidades. Con ello empezaremos la segunda etapa de la Reforma Universitaria: por un lado, se evaluará la autorización de programas priorizados (como Medicina); y, por otro, se generarán incentivos para que cada vez más universidades se consoliden como excelentes y otras inicien la transición a ese objetivo.
Fuente: "El Dominical" de "El Comercio" (23-06-19)

UAP AYACUCHO: ESTUDIANTES DE ARQUITECTURA ORGANIZAN "EXPOMAQUETAS"

Quedan cordialmente invitados ...


sábado, 8 de junio de 2019

LA UNIVERSIDAD Y EL EMPLEO, POR HUGO ÑOPO

Fuente: "El Comercio"  08-06-19.

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“Las ofertas educativas de bajo costo pueden perpetuar las trampas de pobreza. Para escapar de tales trampas hay que invertir en calidad”.(Ilustración: Víctor Aguilar Rúa)

La universidad y el empleo, por Hugo Ñopo

“El cierre de algunas universidades es la decisión más complicada, pero necesaria, que la Sunedu debe tomar dentro de su accionar”.

Casi siempre la coyuntura domina nuestra atención y perdemos de vista lo importante. Estos días la noticia coyuntural fue la denegatoria de licencia a una universidad. Pero hay una tendencia preocupante que ha pasado desapercibida: el valor de mercado de los estudios universitarios viene cayendo hace por lo menos una década. ¡Esto último debió ser titular hace mucho tiempo!
Datos de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) revelan que, en el 2007, un trabajador joven con estudios universitarios completos ganaba mensualmente S/1.800 más que un egresado de la secundaria. Hoy ese diferencial, el denominado premio a la escolaridad, ha caído a S/1.267 (ver gráfico). Las inversiones que con tanto esfuerzo hacen las familias para educar a sus hijos están siendo cada vez menos recompensadas.
  1. Ñopo
La misma fuente de datos (Enaho) revela que solo el 10% de tales jóvenes egresados del sistema universitario vive en hogares en los que el jefe es también egresado universitario. Esto indica que la gran mayoría de jefes de hogar tiene que tomar decisiones sobre la educación de sus hijos dentro de un sistema en el cual ellos no se formaron. Tanto padres como hijos necesitan ayuda.
Detrás del fenómeno de la caída de los ingresos adicionales por educación universitaria hay tanto factores institucionales como de oferta y demanda. Dentro de los factores de oferta hay dos que llaman enormemente la atención: cantidad y calidad. El mercado de trabajo peruano ha recibido flujos masivos de nuevos egresados universitarios. Pero hay que preguntarse por la calidad de la formación que esos nuevos egresados han recibido.
Al respecto, Pablo Lavado y Gustavo Yamada documentan en el libro “Educación superior y empleo en el Perú: una brecha persistente” que cuatro de cada diez profesionales en el Perú se encuentran en el subempleo (tienen una ocupación que no guarda relación con lo que estudiaron en la universidad, tienen más años de educación que sus compañeros de ocupación y sus ingresos laborales son bajos). Adicionalmente, quienes estudiaron en las nuevas universidades de menor calidad tienen probabilidades más altas (entre 18% y 30%) de caer en el subempleo.
Es por ello que resulta tan importante contar con una institución que vele por la calidad de la educación universitaria. El trabajo que hace la Superintendencia Nacional de Educación Universitaria (Sunedu) apunta a que la calidad del sistema universitario esté por encima de ciertos niveles mínimos. De esta manera, las condiciones de empleabilidad de los jóvenes egresados universitarios deberían mejorar en el mediano plazo. Esto requiere, sin embargo, tomar medidas difíciles en el corto plazo.
El cierre de algunas universidades es la decisión más complicada, pero necesaria, que la Sunedu debe tomar dentro de su accionar. En lo que va del proceso se ha denegado la licencia a ocho universidades (6% del total) que sirven a 24.256 estudiantes (2% del total). El proceso de licenciamiento aún está a mitad de camino, por lo que es probable que más universidades reciban la denegatoria a su licenciamiento en lo que queda del año.
Estas denegatorias son duras pero necesarias. Para ello ofrezco otro dato del libro de Lavado y Yamada, obtenido a través de unos ejercicios de extrapolación: poco más de un tercio de los programas universitarios tiene retornos netos negativos. Estos retornos negativos son especialmente prevalentes en los programas de menor calidad.
Esto es, los jóvenes que siguieron esos programas hubieran estado mejor financieramente si trabajaban inmediatamente después de concluida la secundaria y no seguían estudios universitarios. En el largo plazo, la universidad hizo más daño que bien a los bolsillos de esos hogares.
Las ofertas educativas de bajo costo pueden perpetuar las trampas de pobreza. Para escapar de tales trampas hay que invertir en calidad. Pero, como es bien conocido, la calidad cuesta. Entonces resulta necesario pasar a la postergada discusión del financiamiento de la educación.
Somos un país que subinvierte en educación, en todos sus niveles. Por cada dólar que ponemos anualmente en uno de nuestros estudiantes, nuestros vecinos ponen hasta tres dólares en uno de los suyos.
Es momento de discutir la manera de hacer fiscalmente viable el gran salto que necesitamos dar en inversión educativa.