viernes, 9 de diciembre de 2016

DE CÓMO EL GOBIERNO GOLPEA LA DOCENCIA DE LAS UNIVERSIDADES PUBLICAS x RICHARD CAHUANA CABALLERO

Psic. RICHARD CAHUANA CABALLERO - Docente UNSCH

DE CÓMO EL GOBIERNO GOLPEA LA DOCENCIA DE LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS

Envuelta en escándalos de corrupción, el Ministerio de Educación no parece tener la voluntad ni la disposición política para atender los justos reclamos de los docentes universitarios. Con salarios exiguos, el Gobierno busca la calidad y acreditación universitaria –es en realidad una monstruosa mentira- pues lo que se busca es proletarizar a los docentes universitarios y debilitar las universidades públicas para provecho de las privadas. El defenestrado ministro de educación y el MEF no han tenido reparos en pagar 4,000 soles a cualquier secretaria del minedu pero sí han tenido reparos, y muchos, para pagar esa misma suma a un docente universitario a quien, además, obligan y piden maestrías y doctorados presenciales. El Gobierno y el MEF no han tenido reparos en pagar cerca de 4,000 soles a un policía recién egresado, sin estudios de maestría ni doctorado, pero sí han tenido reparos para pagar esa misma suma a un docente universitario a quien, además, exigen calidad y acreditación. ¿Por qué no exigen calidad y acreditación a los policías que descaradamente coimean en las calles a los taxistas, mototaxistas, y demás choferes?

No lo dicen, pero el gobierno ha venido sistemáticamente deteriorando la educación pública en el país. Pública quiere decir la educación de los peruanos que no pueden pagarse una educación en la Católica, la Cayetano o la Pacífico, que no sería ningún problema ni ninguna desventaja si las universidades públicas contasen también con las mismas condiciones económicas. Pero no siempre fue así. Golte ha dicho por ejemplo, y recordando su educación universitaria con profesores como Arguedas, Matos Mar, Murra, Valcárcel, “de hecho, esa fue una generación muy especial y también una época muy especial para la universidad pública. Porque era una universidad pública BIEN FINANCIADA, primero con un alumnado relativamente chico y, por ejemplo, mirábamos por encima a los de la Universidad Católica. Pensábamos “pobre gente que tiene que pagar para que les enseñen”. Nuestra percepción era distinta. Hoy  es al revés. Pero si uno se fija bien, ¿de dónde vienen los maestros de la Católica? De San Marcos.”

Otro profesor de la Universidad Católica, estudiando la violencia política de los años 80, ha señalado esto: “en uno de los departamentos más atrasados del país, Ayacucho, funcionaba una universidad desproporcionadamente grande. La Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, que tenía por entonces, un equipo excepcionalmente valioso de docentes. Por sus claustros pasaron investigadores extranjeros de la calidad de Zuidema, Earls, Isbell, Golte, Szminski y peruanos como Martos, Cisneros, Lumbreras, Degregori, Urrutia, que se unieron a intelectuales como Efraín Morote, estudioso excepcional del folklore andino. Se generó un contraste, que con los años sería explosivo, entre la expansión del horizonte intelectual y el atraso económico. La universidad mermó la influencia del clero ayacuchano. Para los de abajo, la pobreza ya no era algo natural y aceptable; en los de arriba, se gestó una indignación moral y sublevante ante la miseria. Morote dice: ‘observe la orgía de corrupción que satura el país; el hambre que aniquila a unos y el hartazgo que hace reventar a otros; converse con la gente de a pie, observe a la de caballo. Escuche, y no sólo oiga; observe, y no sólo vea. Así se explicará esa violencia, seguramente en la misma medida en que yo me la explico. Y si no quiere explicaciones actuales, relea el Evangelio de Mateo (21: 12,13) y hallará la explicación milenaria de una ira que muchos hombres del mundo juzgan santa’.

Profesores y alumnos de Huamanga se interesaron, como no ocurría necesariamente en otras universidades, por el conocimiento de su realidad inmediata…De esta manera, desde uno de los espacios más atrasados del país, se comenzó a pensar en la posibilidad de cambiar la historia universal”.

Esta cita corresponde a uno de los pasajes de Buscando un inca, del historiador peruano Alberto Flores Galindo, ganador del Premio Casa de las Américas (La Habana, Cuba) y docente de la PUCP.

Volviendo al punto. ¿Creeremos que un Zuidema, Golte, Lumbreras o Iván Degregori volverían a trabajar en la San Cristóbal con estos salarios que el gobierno ha ido descuidando intencionalmente para deteriorar las universidades públicas, y con ello la educación del pueblo? ¿Qué cree usted señor docente?

Psic. Richard Cahuana Caballero / Docente UNSCH


No hay comentarios:

Publicar un comentario