lunes, 11 de julio de 2016

SALUDO POR DIA DEL DOCENTE UNIVERSITARIO

"Correo" 11-07-16
En nuestro día -el del docente universitario peruano- las palabras del Dr. WALDO MENDOZA  dirigidas a los profesores cristobalinos el pasado 3 de julio toman mayor relevancia:

"Los profesores estamos en un problema. Alterando un poema de nuestro César Vallejo sobre el dolor, podemos decir que “el conocimiento crece en el mundo a cada rato, crece a treinta minutos por segundo”.

¿Cómo hacernos propietarios de estos conocimientos que crecen exponencialmente y transmitirlos apropiadamente a nuestros estudiantes?

En primer lugar, aceptando el diagnóstico que escuché a Luis Jaime Cisneros, maestro querido de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Él nos dijo, “el problema de los profesores empieza cuando dejan de ser estudiantes”. Frase categórica y desafiante. Un profesor que haya dejado de ser estudiante no merece ejercer la tarea de la docencia.

Además, recordemos que según Albert Einstein “las teorías son asesinadas tarde o temprano por la experiencia”. En el mismo sentido, el filósofo de la ciencia del siglo XX, Karl Popper, nos enseñó que de una teoría se derivan las hipótesis, y si esas hipótesis no son consistentes con los hechos, la teoría es falsa, debe morir. Las teorías, entonces, deben ser mortales y, cada cierto tiempo, deben dar paso a otras, mejores. Al dejar de ser estudiantes, los profesores podríamos estar enseñando teorías hace tiempo asesinadas.

En segundo lugar, los profesores tenemos que llegar a algún grado de especialización. De otra manera podemos convertirnos en el personaje al que se refiere el escritor George Bernard Shaw: “El doctor Fulano de Tal lo sabe todo. Pero es lo único que sabe”.

No podemos aspirar a saberlo todo. Hay que tender a la especialización. Einstein tenía razón cuando decía: “Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas". La interacción entre especialistas es lo que permite una rica convivencia multidisciplinaria.

Pero mantenernos en la frontera del conocimiento, especializado, puede ser estéril. ¿Qué sentido tiene ser un sabio si nadie puede dar constancia de nuestra sabiduría?  Hay que obligarnos entonces a ser un buen profesor, ojalá excepcional, alguien de quien los estudiantes puedan recibir una herencia de conocimientos y consejos.

¿Cómo es un profesor de calidad excepcional? Ken Bain, historiador y pedagogo norteamericano, responde a esta pregunta en un libro fascinante que todos deberíamos leer: “Lo que hacen los mejores profesores de la universidad”. Cada capítulo de su libro es la respuesta a una pregunta sobre lo que hace excepcional a un profesor universitario.

¿Cómo son los profesores excepcionales? Sin excepción, conocen su materia extremadamente bien. Son eruditos. Algunos cuentan con una lista impresionante de publicaciones; otros, no necesariamente. Estos últimos, sin embargo, son doctos en los desarrollos intelectuales de punta.

¿Cómo preparan sus clases? Consideran la preparación de las clases como un esfuerzo intelectual tan exigente e importante como su investigación. Son minuciosos, detallistas y centran el interés en fomentar el aprendizaje, más que en transmitir las verdades de la disciplina.

¿Qué esperan de sus estudiantes? Lo mejor. Tienen expectativas muy altas sobre ellos. Están seguros de que pueden conseguir peras de los que otros consideran que son olmos.

¿Cómo se desempeñan en el salón de clases? Las estilos varían, pero todos los profesores excepcionales intentan crear un “entorno para el aprendizaje crítico natural”, donde los estudiantes aprenden enfrentándose a problemas relevantes y desafiantes. Tienen buena oratoria, y consideran que la capacidad de hablar bien es una destreza importante que vale la pena refinar tanto como la de escribir.

¿Cómo tratan los profesores excepcionales a sus estudiantes? Alguno de ellos son tímidos y otros extrovertidos; algunos muy formales y otros no tanto. Sin embargo, todos utilizan siempre un lenguaje cálido, muestran una gran confianza en sus estudiantes, se muestran abiertos y de vez en cuando hablan de su propia aventura intelectual. Para ellos la clase no es un espacio para demostrar su brillantez o para ejercer el poder sobre los estudiantes.

Aprender de Bain nos puede ayudar a ser mejores profesores, y quizá hasta excepcionales".

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¡FELIZ DIA COLEGAS!





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